jueves, 22 de mayo de 2008

CASANDRA


El destino de Casandra fue verdaderamente trágico, al más puro estilo griego...pero, además, paradógico.

Casandra era una bella princesa, la hija del rey de Troya, Príamo. El dios Apolo le concedió el don de la profecía.

Era tan bella, que despertó los deseos del dios y quiso poseerla...pero, Casandra, que no sólo era bella, sino también moderna e independiente, decidió consagrar su virginidad y su vida al arte de la profecía. Apolo, encolerizado, la condenó a que sus profecías no fueran nunca creidas.

Es realmente paradógico que un don produzca el efecto contrario a lo que le es esencial en su naturaleza. De ahí la paradoja.

El pueblo heleno, que poseía una finísima sensibilidad para captar estas y otras contradiciones, lo sabia; la realidad es exactamente como el mito de Casandra: La mejor mentira es decir la verdad. No se la cree nadie.

Tenemos tanto miedo a que la verdad nos desborde y nos desestabilice, teniendo que volver a reconstruir nuestra propia vida que, muchas veces, preferimos acurrucarnos en el territorio protector y opaco de la mentira, que afrontar una verdad dolorosa, pero posibilitadora de nuevas realidades; enriquecíendonos con la renovada construcción de nuestras vivencias plenas de aires nuevos y desconcidos.

No me extraña que D. Sigmud, se sirviera de los mitos de estos sabios para explicar sus teorías. Además de ser mágicos, con todas las fuerzas de la naturaleza en acción.



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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

22 de mayo de 2008, 17:39  

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