martes, 2 de septiembre de 2008

¿CONTRADICCIONES?..¿ELECCIONES?




Reflexionaba yo esta fresquita y placentera mañana de septiembre sobre las contradicciones.

Pensaba que, quizá , eso que en nuestra vida cotidiana llamamos contradicciones, no siempre lo son. Tal vez es que intentamos sumar peras con manzanas...eso que en la escuela nos decían que no podía ser.

Una de las cosas que nos hace grandiosos a los seres humanos es estar a caballo entre el cielo y la tierra. Nuestro conocimiento se bifurca en dos sentidos; el racional y el intuitivo. Es nuestra naturaleza.

Con el pensamiento volamos; no es cuantificable porque no posee extensión espacial. De este modo podemos pensar todo...lo imaginable, lo inimaginable y lo útópico; sin límite en el contenido y en el continente. Sin embargo, no podemos actuar todo lo que podemos pensar. Nuestro otro camino de conocimiento, el intuitivo, nos sujeta a la otra mitad de nuestro ser; nos atrapa en un cuerpo determinado y condicionado por nuestro tiempo y nuestra historia personal.

Podemos defender, aceptar y reivindicar las diferentes opciones sexuales de cada individuo a través de la razón...lo cual no implica que tengamos que practicarlas todas para no ser contradictorios. El pensamiento explica, acepta, respeta; la voluntad elije y decide.

En mi juventud reivindicaba la igualdad, no identidad, entre los sexos. A eso se le llamaba ser "progre"; ahora, sigo defendiendo lo mismo...y cuando digo que me veo más cuidando mi jardín, haciendo mermeladas o jugando a las casitas que de ejecutiva en un despacho sin horario, resulta que soy una "carca" (?). La contradicción sería querer ser una ejecutiva y al mismo tiempo estar en casa haciendo bolillos...porque excepto Dios, nadie tiene el don de la ubiquidad.

Es una cuestión de elección; se puede ser abierto en el pensamiento para poder crecer y respetar; porque nuestra elección es la mejor, para nosotros, pero no la única y, entrañable, recoleto y decimonónico en nuestro interior emocional. No hay ninguna contradicción en ello.

Una vez a nuestro amigo Aristóteles le preguntaron cúal era la razón de que buscáramos con mayor frecuencia el trato con lo hermoso que con lo feo... a lo cual ,"El lector " respondió: "Esa es una buena pregunta para un ciego"; y está fuera de toda duda que el padre de la lógica fuera en modo alguno vanal y contradictorio.



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