martes, 12 de agosto de 2008

CIPARISO




Que el esbelto cipres resida en nuestros cementerios no es cosa casual. Nuestra memoria colectiva le asocia con la muerte y su razón, quizá desconocida, existe.

Cipariso era, de entre todos los que le adoraban, quien más amaba al ciervo sagrado que habitaba en Cartea. Le proporcionaba pastos nuevos y agua de fuentes cristalinas.

Una calurosa tarde de verano descansaba el ciervo sobre la hierba fresca. Cipariso, que cazaba, por error fue a dar en él con su jabalina.

Tan afligido estaba Cipariso de la muerte del ciervo que quería morir con él. Les rogó a los dioses que le concedieran estar siempre de luto.

..."Y cuando la sangre se hubo consumido en incontables llantos, sus miembros empezaron a volverse de color verde y los cabellos, que hacía poco colgaban de su nívea frente, a contemplar el cielo estrellado desde su grácil copa.
Lloró y el dios dijo con tristeza: "Llevaré luto por ti, y tú lo llevarás por los demás y les acompañarás en su dolor"...."


Ovidio. Metamorfosis


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