EL GORRIÓN DEL CAFÉ DE ORIENTE
En mi primera juventud no había burgers, VIPS, ni centros comerciales para comprar el ocio. Lo que abundaban eran los cafés en los dejábamos que transcurriera lentamente la tarde, conversando.
Muchos han desaparecido o han sido reformados; el Savol, el Sajonia, el Viena...el Metropolitano. Se mantienen los emblemáticos: el Gijón, por excelencia, el Comercial y el Café de Oriente.
El café de Oriente tenía algo peculiar: En él vivía un gorrión. Decían que el propietario era un sacerdote jesuita que poseía también la cercana taberna del Alabardero. Para mi que algo de franciscano tenía....aunque lo de jesuita no se le podía negar.
Sí, si...te podías tomar un martini y tener como partener a un gorrión que disfrutaba de tus aceitunas. Se posaba en la barra, salía y entraba como Pedro por su casa y, era todo un símbolo del local.
Hace tiempo que no voy por allí. Espero que les diga a sus descendientes: Play again, Sam.
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