POPULUS ALBA
El álamo blanco es abundante y el envés de sus hojas presentan un color blanquecino que le confiere su nombre latino.
Bajo mi ventana vivía un robusto álamo. Me encantaba: Habíamos crecido juntos durante veinte años. Alargando mi mano casi podía tocarlo desde el cuarto piso de mi casa y observar el vaivén de los gorriones que en él recalaban. Por la noche, cuando el viento soplaba, el arrullo que sus hojas producían al temblar, me transportaba al bosque, a la música de un arroyo suave y cantarín.
Le mataron. Parece ser que la gente en vez de vivir en su casa vive en la calle y, las flores que que el pobre álamo eclosionaba en primavera, producían alergia...a los que viven en la calle...¡digo!.
Escribí cartas al Ayuntamiento, a la Asociación de vecinos. Fue imposible salvarle la vida. Le echo de menos; ya no me canta por las noches.
El álamo temblón tiene su historia. Dicen que era orgulloso y altanero...que no se inclinó como los demás árboles cuando Cristo expiró. A partir de entonces, arrepentido de su arrogancia, no deja de temblar.
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