martes, 22 de julio de 2008

UNA DEL AMIGO JUAN DE MAIRENA




Dado que mi mejor lector me recrimina no poder deleitarse con mis humildes "entradas", me encuento en la tesitura moral de no defraudarle dejándole sin alimento espiritual, tan necesario para sentirnos vivos. Asi pues, transcribo una de las anécdotas de nuestro querido profesor Juan de Mairena, para su deleite.

- "Oiga usted, amigo Tórtelez, lo que mi maestro contaba de un confitero andaluz muy descreido a quien quiso convertir en un filósofo pragmatista a la religión de sus mayores.

- De los mayores ¿de quién, amigo Mairena?. Porque ese "sus" es algo anfibológico.
- De los mayores del filósofofo pragmatista, probablemente. Pero escuche, usted lo que decía el filósofo. "Si usted creyera en Dios, en un Juez Supremo que había de pedirle a usted cuentas de sus actos, haría unos confites mucho mejores que esos que usted vende, los daría usted más baratos, y ganaría usted mucho dinero, porque aumentaría usted considerablemente su clientela. Le conviene a usted creer en Dios" "¿Pero Dios existe, señor doctor?, preguntó el confitero. "Eso es cuestión baladí -replicó el filósofo- Lo importante es que usted crea en Dios". "Pero ¿y si no puedo?, volvió a preguntar el confitero. "Tampoco eso tiene demasiada importancia. Basta con que ustede quiera creer. Porque de ese modo, una de tres: o usted acaba por creer, o por creer que cree, lo que viene a ser aproximadamente lo mismo, o, en último caso, trabaja usted en sus confituras como si creyera. Y siempre vendrá a resultar que usted mejora el género que vende, en beneficio de su clientela y en el suyo propio."
El confitero- contaba mi maestro- no fue del todo insensible a las razones del filósofo. "Vuelva usted por aquí -le dijo- dentro de unos días".

Cuando volvió el filósofo encontró cambiada la muestra del confitero, que rezaba así: " Confitería de Ángel Martínez, proveedor de su Divina Majestad".
-Está bien, pero conviene saber, amigo Mairena, si la calidad de los confites...
- La calidad de los confites, en efecto, no había mejorado. Pero lo que decía el confitero a su amigo filósofo: "Lo importante es que unsted crea que ha mejorado, o quiera usted creerlo,o, en último caso, que usted se coma esos confites y me los pague como si lo creyera"."

Delicioso el amigo Mairena...y ¡no digo nada del confitero, sí, se aprendió bien la lección!



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