sábado, 26 de julio de 2008

TIRESIAS



Tiresias fue el adivino más celebrado de la mitología griega. Ese don fue la compensación que Zeus le otorgó por condenarle Hera a la ceguera.

Los dioses griegos eran muy demócratas: Cuando no llegaban a un acuerdo nombraban un árbitro que derimiera el litigio. Esto fue lo que le sucedió a Tiresias. Ovidio en su libro III de Las Metamorfosis lo narra de esta manera:

"....Júpiter le dijo a Juno :"Vosotras desde luego experimentáis mayor placer en el amor que los hombres". Ella le contradice. Decidieron consultar el parecer del sabio Tiresias; conocía éste el placer de uno y otro sexo; pues con su bastón había molido a golpes a dos granes serpientes, cuando estaban copulando en la verde selva, y, convertido, ¡oh prodigio!, de hombre en mujer, había vivido siete otoños como tal; al octavo vio de nuevo a las mismas serpientes y dijo: "Si vuestras heridas tienen tan gran poder que cambia el sexo del agresor al contrario, voy a heriros ahora de nuevo". Una vez apaleadas dichas culebras, regresó su forma anterior y vino su figura natal. Elegido, pues, como árbitro de la cómica disputa, confirma las palabras de Júpiter. Juno- dicen- se llevó un disgusto desmedido y desproporcionado con el caso, y condenó a una noche eterna los ojos de su juez. Más el padre todopoderoso, puesto que a ningún dios le está permitido anular la obra de otro dios, en compensación por la privación de la vista, le concedió conocer el porvenir, aliviando el castigo con este honor."

No se si el juicio es tan taxativo como lo expone Tiresias. Supongo que, al igual que unas personas son más sensibles, más racionales o más apasionadas que otras; tambén unas serán más sensuales y sexuales que otras, independientemente de su determinación sexual.

Lo que si creo es que, de todos los placeres que nos rodean, el sexual es el mayor de todos; sin el no sólo se acabaría la especie, sino la vida. Es imposible que un ser vivo no tenga deseo sexual, a no ser que le hayan castrado...forma parte de las leyes de la vida.

Sólo existe represión hacia aquello que nos provoca mucho deseo...porque manipulando algo que está inserto en lo más profundo de nuestro ser manejamos las conductas del propio ser.

Recuedo mi infancia: lo que teníamos las niñas en nuestro centro de gravedad no tenía nombre, era inexistente; nuestra entidad e indentidad estaba mutilada.

Por eso la sexualidad se reprime y tabuiza: Un ser que se sabe dueño de su cuerpo y su placer se constituye como un ser completo, pleno, seguro; electivo y selectivo. Un peligro.


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