viernes, 30 de mayo de 2008

EL NACIMIENTO DEL RÍO MUNDO



La vida es lo mejor que me ha pasado y la mejor cualidad que tengo. Me tiene poseida. Le pertenezco.

Tengo mucha suerte.Voy con retraso: Tengo 51 años y todo por hacer.

La edad cronológica es la menos real de todas las edades. Estuve, como Blancanieves, en un largo letargo; pero llegó ella y, con su magia, me despertó.

Todo lo tengo por hacer. Hacer las cosas a destiempo tiene dos ventajas, cuanto menos: Cuando empiezas a aburrirte y, la desilusión te hace su presa, como dijo Javier Marías: "el hombre se aburre de todo si le dan tiempo para ello"...es demasiado tarde; y, la despensa de vivencias que te acompañan. Te hacen ser más lúcido, cauteloso y selectivo. Y vivir con mayor intensidad.

El retraso no impide la acumulación de vivencias, sólo no haber cubierto los dos planos básicos por los que discurre nuestra vida exterior: el profesional, y el amoroso; es...como el refrán "si tuviera veinte años, pero con todo lo que sé ahora"...pero con la inversión copernicana.

Como nada sirve para todo, como decía el gitano Melquiades en Cien años de Soledad, para el ciclo de la vida no sirve. Pero ese, precisamente, es el único que tengo resuelto con total plenitud: Tengo un hijo, el mejor del mundo. No podría haber tenido otro mejor. A Él le ha tocado la peor parte; tener una madre como yo no es fácil.

Sólo hay un secreto: No dejarse abatir por el desencanto, plantarle cara. Que lo pasado sirva para acumular aprendizajes, no odios y despechos. El dolor, las dificultades, son dos caras de la misma moneda: o sirven para crecer y no perder la inocencia y el candor de un niño o, te convierten en un ser victimista, resentido y amargado. En ese caso te habrá ganado la batalla la vida.La elección depende de cada uno. La mia está clara: Sólo hay una carta, y no está marcada.


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