LOS DEBANEOS ENTRE PENSAR Y SENTIR
Platón lo decía: " El cuerpo es la cárcel del alma"...y Aristóteles porfiaba: " Nada está en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos"...y Alfredo Deaño fue lapidario: "Ninguna verdad radical es cierta, incluso esta".
Como no soy tan docta como todos estos señores, me abstengo....lo único que se me ocurre pensar es que... si Platón tenía razón, Federico García Lorca tenía un alma que trascendía los sentidos al margen de su condición sexual; si hago caso a Aristóteles ...debía haber haber sentido mucho para escribir algo tan carnal...casi que me quedo con Deaño.
Hay muchos poemas que hablan de amor y pasión; éste - que lo tengo bien leido- hace que algo se me remueva dentro: No tengo que hacer ningún esfuerzo....sólo dejarme estar y escuchar los ecos de mis ancestros... no hay lugar en el mundo en el que halla tanta pasión profunda y, a flor de piel, como en Andalucía.
Es curioso...antes negábamos las diferencias; ahora, al engullirlas todas en el mundo indifenciado y gris en el que vivimos, hemos conseguido lo contrario de lo que nos proponíamos: Que nada tenga identidad.
y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revolver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revolver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo
la luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Federico García Lorca. La casada infiel
No hay una única forma para expresar los sentimientos, los deseos, las vivencias,...la mayoría de las veces nuestras energías las malgastamos en hablar del tiempo...o en cubrirmos porque pensamos que, el otro, no nos va a aceptar como realmente somos....cuando internamente todos queremos romper esa barrera que impide el acercamiento...y que, también, da licencia a otro a ser quien es. Depende de la calidad del escuchante.
Lo que dijo Federico es atemporal: Nadie que tenga sensibilidad lo puede pasar por alto, ni enjuiciarle. Se puede decir más alto, pero no más claro.
En cualquier caso ...la verdad de cada uno es lo que podemos vivir, no pensar...porque, en el pensamiento cabe todo...en "nuestra realidad", no.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio