MIS TIAS
Los veranos de mi infancia los pasaba en Hoyo de Manzanares, un pueblecito de las cercanías de Madrid. Allí descubrí muchas sensaciones importantes que ya siempre me han acompañado.
Muy de mañana, con la fresquita, mi tía Petra y yo nos montábamos en el Seiscientos de mi tío que se iba a trabajar a Madrid y, a un par de kilómetros del pueblo, nos apeábamos en medio del campo. Olía a jara, tomillo, lavanda y romero...aunque entonces yo no sabía de sus nombres.
Yo trepaba por las rocas de granito que vivían por allí. La buena de mi tía me seguía a duras penas, con más de sesenta años, el bocadillo y el café con leche en un termo. Parece que la estoy viendo.
Después de comer el pueblo dormía. En los pueblos de la sierra de Madrid las horas centrales del día son tórridas e invitan a sestear. Mi tía Petra y yo compartíamos dormitorio. Mi otra tía, Manuela, tenía el privilegio de una habitación para ella sola. Yo, a veces, me deslizaba a su cama: me provocaba mucha curiosidad que durmiera con el transistor; sobre todo por lo prohibido, cuando me echaba con cajas destempladas de su cama porque el misterio consistía en que escuchaba las novelas rosas que en aquella época emitía la radio...y que ella debía considerar subidas de tono para los oidos de una niña.
Sobre las seis de la tarde me despertaba y, era condición imprescindible para salir a jugar tomarse la merienda: Un buen bocadillo de jamón o similiar sin conservantes ni colorantes...de los de antes, y un tazón de leche...también de la de antes, de esas que dejan una capa de dos dedos de nata.. Natural; yo era su pupila y debía llegar bien cebadita a Madrid a la vuelta del verano.
Esas costumbres me dejaron una impornta que ya siempre llevo conmigo como "el sabor de la madalena" de Proust. Por las mañanas siempre necesito comer algo contundente y, cuando me levanto de la siesta, también...una onza de chocolate, una galleta. Es el homenaje al amor de mis tias.
No sé hacia que caminos me conducirá la vida pero, lo que nunca olvido , es de dónde y de quien procedo.
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