En mi primera juventud uno de los libros que había que leerse, si querías argumentar inocente y místicamente el consumo de hachis y demás psicotrópicos fumados, era Las Enseñanzas de D. Juan. Y digo inocente por que lo era; formaba parte de una actitud rebelde, experimentadora, compartida...en esa época constituía una parafernalia ritual entre amigos que iban y venían en un universo compartido que buscaba abrir nuevos espacios a una sociedad represiva y autoritaria...nada que ver con el pastilleo ibicenco de after-hours para anestesiarse...se trataba de comunicarse desde otros estados de percepción.
" - Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su propósito es deficiente: su intención es vaga. Espera recompensas que nunca llegaran, pues no sabe nada de los trabajos que cuesta aprender.
Pero uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más. Y sus pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es nuna lo que uno créia. Y así se comieza a tener miedo. El conocimiento no es nunca o que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su propósito se convierte en un campo de batalla.
Y así ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: ¡ el miedo!. Un enemigo terrible : traicionero y enredado como los cardos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia, echa a correr, su enemigo habrá pueso fin a su búsqueda.
- ¿Qué le pasa al hombre si corre por miedo?
- Nada le pasa, sólo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará a ser un malenate, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo; será un hombre vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.
- ¿Y qué puede hacer para superar el miedo?
- La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no detenerse. ¡Esa es la regla!. Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de sí. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora.
Cuando llega ese momento gozoso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a su primer enemigo natural".
- ¿Ocurre de golpe, don Juan, o poco a poco?
- Ocurre poco a poco, y sin embargo el miedo se conquista rápido y de repente.
- ¿Pero no volverá el hombre a tener miedo si algo nuevo le pasa?
- No. Una vez que un hombre ha conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida, porque a cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; sabe cómo satisfacer sus deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada está oculto.
Y así ha encontrado a su segundo enemigo: ¡la claridad!. Esa claridad de mente, tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega."
Carlos Castaneda. Las Enseñanzas de D. Juan